«Planeamos reunirnos con el mánager esta semana y tomar una decisión sobre este asunto», dijo Shevchenko en otra edición del programa The MMA Hour. «Ahora mismo no quiero decir ‘sí’ o ‘no’. Necesito tiempo para revisar de nuevo la pelea y evaluar la situación. Quizá después de eso tengamos más argumentos con más pruebas. Estoy contento con mi actuación y eso es lo que importa. Eso es lo importante».
«Luché todo lo que pude y gané tres asaltos, no es culpa mía que el árbitro se equivocara. No me corresponde a mí vivir con esa decisión, sino a él. Siempre se le recordará por ese error. No sé si seguirá arbitrando combates, pero ahora todos los luchadores y los oficiales de sus equipos le mirarán con aprensión y esperarán lo inesperado porque puso en duda su profesionalidad. Me gustaría que me diera una explicación. Me gustaría saber por qué me dio tres asaltos y de repente decidió: ‘No, no quiero que gane. 10-8’. Menos mal que no lo puso 10-7».
La pelea por el título del peso mosca femenino, que encabezó el UFC Fight Night 227 en Las Vegas el pasado fin de semana, se prolongó durante toda la distancia y terminó en un empate por decisión dividida con puntuaciones de 48-47, 47-48 y 47-47. Al hacerlo, el árbitro Mike Bell decidió efectivamente el destino de la pelea, dando a Grasso la última ronda por una puntuación de 10-8 para una puntuación final de 47-47.